viernes, 2 de agosto de 2013

en la nada hay dignidad


Tú debes saber…que no estoy acostumbrado a la soledad existencial, que me puedo perder a ratos caminando en el patio, coleccionando hojas, recordando ancestros, pero necesito a alguien que me recuerde que esto tiene sentido…al menos en lo palpable,

Mientras sigo acá, tú debes saber que antes ya escapé del paraíso, porque no era perfecto, fui un idiota, tuve el atrevimiento de saltar al infierno sin dudar,  sólo por no entender, pero la sabiduría no se compra, y no había gente cerca ni oídos que las quisieran escuchar,

Así seguí mi camino y me confundí en los colores, hasta que nuevamente divisé un cielo, pero el temor de volver a salir de él me inhibieron de saltar….Vivo en el limbo, mi mente está nublada con los miedos de los demás, que se pliegan en clanes mientras yo permanezco fiel a la verdad, la racionalidad del dos más dos son cuatro, pero  cuatro no alcanza para todos, cuando todos queremos todo, y compartir está bien, mientras alcance para todos, pero si no es matar o morir….

Soñé con las tentaciones más fuertes, con las transgresiones primitivas…y porque no? Porque no debe sobrevivir el más fuerte? El más débil elabora una ética para beneficiarse a él mismo, para que el fuerte vea un espejo en él, la compasión. Y esa compasión también es un veneno.

Estoy cansado, muy cansado. Me parece bien tú camino, me pareció muy hermoso vagar y conocer también a mí, pero ya no tengo más fuerzas, lo que tú quieras está bien, no tengo fuerzas para combatir esa voluntad. Me rindo, sé que me espera la nada, pero prefiero eso al miedo. En la nada hay dignidad.

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