Caminaba ayer el Conejo por la carretera cuando de improviso fue encandilado por unas luces fluorescentes, cayó tumbado al piso y su vista quedó torcida, mientras camiones y buses imaginarios pasaban a alta velocidad por sobre él. Al cabo de un par de horas, tomó su propio cuero del suelo y volvió a casa.
Ante tamaña experiencia cercana con la muerte, comenzó una nueva etapa de muestra de Música de sus mejores amigos para evitar que ésta quede sin difundir ante una eventual extinción de la raza Conejo.
martes, 4 de diciembre de 2007
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1 comentario:
Uy.
Ojalá no llegue ese día
no.
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