miércoles, 10 de junio de 2009

Mi destino

(era bella y de ojos celeste, cada mañana de sábado nos acompañaba en la danza eterna, lucha simulada y nuestro ritual.)Ser esa persona de ojos celestes, que cada sábado danza la misma danza, y sus músculos y huesos decaen al son de la música, hasta ya no poder bailar al compás de los otros, desfallecer y morir en la misma ceremonia en que comenzó este camino, ese es mi destino, aún cuando ahora tenga frío en los huesos..

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy cómodo creer en el destino y dejarse llevar por él.
Construye tu propio destino y quizás tus huesos empiecen a sentir el calor otra vez.

Tomas Pavlovski dijo...

danza la danza láctica construyendo tu destino y manteniendo tus huesos calientes entonces, digo yo.

Siempre, valoro toda opinión, aunque me critique mal.

Los quiero igual, porque cada critica me hace más grande, y ustedes también.