Nadie ama a nadie al final,
Nadie te salvará de tu libertad,
Quieres volver a que te digan que lo que es la felicidad,
Dentro de una guata tibia y calma renacerás,
Un chimpancé te dirá lo que es bonito y lo que es bueno,
Y todo será de todos, y nada será de nadie,
Y así nadie odiará a nadie, y así nadie amará a nadie,
No habrá envidia, ni sana ni enferma,
Y te gritaré a viva fuerza, que jamás podrás decir la verdad
como yo, independiente de los premios, los aplausos y el poder, que me pueden
quitar todo, pero me queda la verdad hasta que sus burocracias me decidan
matar, y decir nuevamente que la semilla de lo nuevo, no viene desde lo viejo,
ni de la venganza, ni de la derrota, viene de la inocencia, del mirarse tal cual
somos,
Y en esta enfermedad de mi ego solitario, se deformará la
realidad, para que renazca un nuevo afecto, sin importar sus ropas, siempre
desde el musgo en el metal, siempre mano a mano ese pasto amplio sobre las
industrias, como un solo ser.