No vivimos en una guerra, entonces este es un día más en que la playa blanca nos hospeda.
Comemos juntos, todos en la misma mesa: las manifestaciones demoníacas, verdes y rojas, siempre deformes con despreocupada honestidad.
Hablan mis secretos....ella comprensiva asiente, y casi logro confundirlos con soldados de esa vez que escapamos la corniza.
Tengo certeza: desde hoy en mas el té se servirá.
lunes, 7 de mayo de 2007
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