jueves, 8 de noviembre de 2007

El Conejo y la Gallina: Episodio I


El conejo era insuficientemente lúdico para hacer reír a la gallina. Sin embargo los días que lograba despertarse la llamaba y salían a caminar por las plazas, o bien tomaban el té, pero sin sonreír.
Otros días en que se sentía lo suficientemente alegre para salir de su madriguera hacía carreras con sus amigos los tortugos a las que siempre les ganaba. Era la ley de la naturaleza.
Un día muy apesadumbrada la gallina le planteó al conejo un listado con sus inhabilidades: no era lúdico; no sabía cazar; se encandilaba en la noche con las luces; no contaba historias divertidas, sino que oscuras y complicadas; era muy silencioso en definitiva. El conejo respondió: salto, corro rápido, como zanahorias, y tengo los ojos rojos; eso soy yo. Ahora bien, podemos invitar un par de amigos tortugos o gallináceos y jugar Ludo, o bien, arrendar un DVD con comedias gringas de los 90s´, para cubrir mis falencias.
El quiebre entre el conejo y la gallina era definitivo, así que se despidieron sin despedirse, y quedaron de verse el siguiente jueves.

7 comentarios:

Tomas Pavlovski dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tomas Pavlovski dijo...

Muy wena la pintura del conejo: tierna y perversa a la vez. (visitar sitio de la pintora en carmen-fernandez-correa@blogspot.com).

Vendrán más historias del conejo perverso enfrentando las contrariedades de la vida.

Conti dijo...

te dije que no te acercaras, no digas que no te lo adverti

Tomas Pavlovski dijo...

Tanto las perversidades del conejo, de la gallina, y del propio gurú "El Maestro Barbón" no guardan relación alguna con la vida personal, no menos perversa del show de TV que es la vida misma.
De todas formas, ¿quien no debe acercarse a quien? O lo que no es lo mismo: ¿que es primero, el conejo o la gallina?
Dato: El conejo ciertamente es más rápido, pero la gallina "casi vuela".

Tomas Pavlovski dijo...

Fé de Ratas:

el sitio de las pinturas es:

carmen-fernandez-correa.blogspot.com

Anónimo dijo...

En todo caso, sí, no debí acercarme. Todavía me duele el dedo gordo pese a los esfuerzos de la pedicura.

Anónimo dijo...

Uy, fuerte esto.

Saludos.